Detalle del cartel del Congreso Guadalupano efectuado en Dallas

Lunes, 10 de julio de 2017 – Edición impresa
Fernando Ojeda Llanes (*)

La semana pasada tuve el gusto de ser invitado a un extraordinario Congreso Guadalupano en la bella ciudad de Dallas, Texas, para participar como expositor de mis investigaciones sobre la Virgen de Guadalupe. No quiero dejar pasar el tiempo sin transmitirles mis gratas experiencias.

En primer lugar les quiero comentar que viajé desde Mérida, con escala en Ciudad de México, al aeropuerto Dallas Fort Worth, un bello y enorme aeropuerto. Llegué con el pendiente de tener contratiempos con migración por los rumores que se han difundido de las restricciones que se han impuesto en ese país; sin embargo, me encontré con una situación muy diferente por la amabilidad de las personas que atienden los asuntos migratorios. Además, todo es electrónico, ya no tienes que pasar revista con personal de migración, sino que en una computadora colocas tu pasaporte, tus huellas digitales y la propia máquina te toma una fotografía, de inmediato te sale un ticket electrónico con la aprobación de tus documentos y obtienes tu entrada a Estados Unidos.

Fui invitado por la parroquia de Santa Mónica, en la que un grupo de laicos y sacerdotes organizó el congreso en el que también participó monseñor Eduardo Chávez y la licenciada Laura Castillo, el primero postulador de la canonización de San Juan Diego y la segunda experta en arte y pintura.

Nuestra intervención fue recibida por los participantes, que en su totalidad eran latinos —en su mayoría mexicanos—, con muestras de devoción y amor a la Santísima Virgen. Es una comunidad muy unida que tenía sed de los mensajes de Dios y su Santísima Madre. Al terminar las conferencias las muestras de cariño no se hicieron esperar, la gente se arremolinaba a nuestro alrededor deseando conocer más sobre el Acontecimiento Guadalupano y demostrándonos su fe y esperanza. Participaron 800 personas.

Fui invitado el lunes siguiente a exponer mis investigaciones en la parroquia de San Bernardo, situada al otro lado de la ciudad, una bella rectoría católica a cargo del Instituto del Verbo Encarnado cuyo párroco es el padre Gastón Giacinti. En esta ocasión participaron 500 mexicanos y 30 estadounidenses. La conferencia tuvo que ser impartida en español e inglés.

Todos los participantes quedaron gratamente agradecidos por los mensajes recibidos, esta comunidad también está muy unida a su bella iglesia. Quedaron tan emocionados que propusieron la celebración de un congreso guadalupano en fechas próximas. Es increíble ver de qué forma se une la comunidad para las labores pastorales de la Iglesia.

Después de las conferencias tuvimos la oportunidad de pasar en ese país las festividades del 4 de julio, Día de la Independencia; estuvimos en un restaurante en el centro de la ciudad, cerca de un bello parque, y por la noche a las orillas de un hermoso lago vimos los fuegos artificiales. Lo sorprendente de esta bella ciudad es la limpieza y el césped verde bien recortado en todas las avenidas, parques, jardines y residencias, es difícil encontrar partes sin el césped, el mantenimiento de estas bellas áreas verdes es resultado de trabajo constante y eficiente de mexicanos.

La Virgen de Guadalupe se encuentra en varias iglesias de la ciudad, la devoción por Ella es muy grande, los mexicanos no tienen la menor duda de que es su Santísima Madre y acuden a su presencia para llevarle flores y hacer oraciones. Vengo sorprendido de tal devoción y retroalimentado por el cariño recibido de tan bellas personas, todos han recibido el mensaje de la Virgen de Guadalupe: “No tengan miedo, ¿no estoy yo aquí que tengo el honor y la dicha de ser tu madre?”.

Representante en Mérida del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos. www.fernandoojeda.com