El manto de la Virgen de Guadalupe ha sido estudiado de diversos puntos de vista. Con los estudios de Fernando Ojeda Llanes, contador público e investigador de la Virgen de Guadalupe, se ha descubierto que la ubicación de las estrellas no es al azar: pueden entenderse como partituras musicales.
Todo surgió cuando Fernando en un vuelo en los años 90, de ida a México, se topó con un panfleto que hablaba sobre la beatificación de Juan Diego. En este se decía que comó era posible que fueran a canonizar a alguien que nunca existió.
A raíz de ese día todo cambió, comenzaron las investigaciones, su curiosidad y entusiasmo lo llevaron a la Basílica de Guadalupe y así fue como dio con el libro histórico “Nican Mopohua”.
En su búsqueda en la basílica conoció a monseñor Eduardo Chávez Sánchez, rector de los estudios superiores de la basílica, y lo invitaron a investigar matemáticamente, ya que era la única ciencia que no se había probado en la imagen era esta.
El manto
En el manto están representadas las estrellas más brillantes de las principales constelaciones visibles desde el Valle del Anáhuac aquella madrugada del 12 de diciembre de 1531. Allí están las constelaciones completas. Las estrellas se encuentran agrupadas como en la realidad.
En el lado izquierdo del manto de la Virgen se encuentran “impregnadas” las constelaciones del sur: Cuatro estrellas que forman parte de la constelación de Ofiuco(Ophiucus).
En la parte inferior se encuentra Libra y a la derecha corresponde al inicio de Escorpión (Scorpius).
Intermedias con la porción inferior, se pueden señalar dos de la constelación de Lobo (Lupus) y el extremo de Hidra (Hydra).
Hacia abajo se evidencia la Cruz del Sur (Crux), y a su izquierda aparece el cuadrado ligeramente inclinado de la constelación de Centauro (Centaurus).
En la parte inferior, resplandece Sirio.
Ya existía un estudio sobre el manto en donde el doctor Homero Hernández Illescas descubrió que las estrellas del manto no eran adornos, sino que representan las constelaciones que se imprimieron el día de la aparición de la imagen que fue el 12 de diciembre de 1531. Ayudado de un modelo matemático con el cual trazo desde el punto central de la imagen una línea vertical, dividendo las 46 estrellas en dos grupos.