Es sede el Centro Guadalupano de velada especial

 

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Por Impreso

lunes, 20 de febrero de 2023 · 00:16

Una velada musical, religiosa y de convivencia se vivió anteanoche en la “Chocolateada de la amistad 2023”, del Centro Guadalupano de Evangelización, que contó con la participación de Fernando Ojeda Llanes como conferenciante y la Orquesta Sinfónica Juvenil de Yucatán “José Luis Chan Sabido” en la parte cultural.

El evento fue en la sede del Centro Guadalupano, ubicado en el fraccionamiento Yucalpetén, y reunió a numerosas personas interesadas en escuchar la conferencia alusiva a los colores en la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego, y dispuestas a disfrutar de la música de la Orquesta, así como de chocolate y panes.

La actividad comenzó con la presentación de la Orquesta, que interpretó varias piezas. El maestro José Luis Chan Sabido dirige la agrupación sinfónica juvenil que lleva su nombre.

Bajo su batuta, los jóvenes interpretaron “Música en el Manto de la Virgen de Guadalupe” en la versión de cuarteto de cuerdas; el primer movimiento del concierto en Do Mayor para oboe y orquesta de Wolfgang Amadeus Mozart, en la que se tuvo como instrumentista solista a Héctor Rosado Romero, y la obertura “Egmont” Op. 84 de Ludwig van Beethoven.

Conferencia

Luego del concierto se dio espacio y tiempo para que los asistentes compartieran y disfrutaran de chocolate y panes, para después escuchar la conferencia “Los colores de la imagen de la Virgen de Guadalupe”, a cargo de Fernando Ojeda Llanes, investigador de los misterios del manto de la Virgen de Guadalupe y quien ha escrito varios libros sobre el tema.

En esta ocasión habló del origen de los colores con los que quedó plasmada la Virgen Morena, desde los datos reunidos al inicio de su estudio en 1976 hasta lo más actuales, de 2019.

Fernando Ojeda compartió documentos históricos que datan de 1666 a 2000 y realizados por especialistas en pintura y arte, que determinaron que los colores del ayate de Juan Diego provienen de flores naturales.

La primera investigación que hizo para confirmar esto fue hace ya varias décadas, y dio cuenta de esto en un artículo publicado en Diario de Yucatán el 6 enero de 1976, originado por los textos que Abel Tirado López escribió en relación con conferencias del Premio Nobel de Física William Henry Bragg, en las que afirma que las tinturas de la tilma provienen de flores y plantas.

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Compartió que Abel Tirado padeció Alzhéimer antes de morir, por lo que fue difícil hallar los documentos que dejó. Finalmente los encontró en Puebla.

En la charla también habló de los estudios que hicieron unos estadounidenses con luz infrarroja y que determinaron que son colores naturales con los que está plasmada la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Investigación en contra

De las fuentes que analizó hay una que se contrapone, la que supuestamente realizó Richard Kuhn, Premio Nobel de Química, quien dijo recibir dos hilos del ayate —uno amarillo y uno rojo—, que lo llevaron a afirmar que no eran de origen ni mineral ni animal ni naturales.

Sobre este tema Fernando Ojeda realizó una investigación en 2019 junto con otras siete personas: tres son integrantes del Instituto de Estudios Superiores Guadalupanos de Mérida, un estudiante de química alemán-mexicano y tres expertos alemanes.

Durante 15 días realizaron una exhaustiva búsqueda en el Instituto Max Planck y la Universidad de Heidelberg, en los que Kuhn tenía sus laboratorios, para tratar de hallar algún documento sobre el tema, pero no se encontró nada.

Ante esto, consideró que si Richard Kuhn hubiera descubierto algo “seguramente lo hubiera publicado en alguna forma y dejado algún documento, pero no hay nada”.

Esta situación, continuó, invalida los comentarios que hay sobre la supuesta investigación y al hacerlo se reafirma la validez de los estudios de otros investigadores respecto a la proveniencia natural de los colores en el ayate.

Lo más sorprendente es que los tintes naturales tienden a diluirse en dos o tres años, por lo que resulta extraordinario que la imagen del ayate —que va a cumplir 500 años— no muestra el deterioro que se esperaría.— IRIS CEBALLOS ALVARADO