Fernando Ojeda Llanes (*)
Durante las reuniones del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos con su director general, monseñor Eduardo Chávez Sánchez, tuve la oportunidad de ver algunas fotografías sobre la peregrinación que realizan católicos de Querétaro a la Basílica de Guadalupe caminando. No había percibido en lo personal lo grandioso de su organización y realización.
La conocí al participar como conferenciante en el Congreso Guadalupano que se efectuó el domingo 24 de febrero en Santa Rosa Jáuregui. En el programa incluyeron Hora Santa, la Sagrada Eucaristía celebrada por el obispo de Querétaro, monseñor Francisco Armendáriz Jiménez, y el sorteo de grupos participantes de peregrinos.
Aunque fue breve mi visita, conocer los objetivos y el intenso trabajo que realizan me motivó a hacer este escrito. En este Congreso participaron 3,000 personas.
La primera peregrinación de Querétaro al Tepeyac, en Ciudad de México, fue organizada en 1886 por el obispo de Querétaro monseñor Rafael Sabas Camacho con la participación de cerca de 500 personas. La mayoría se trasladaba en tren y una pequeña cantidad a pie.
Actualmente funciona la Asociación de Peregrinos de Querétaro al Tepeyac que, junto con los decanatos de la diócesis, se encuentra en plena organización de la 129a. peregrinación a pie. De acuerdo con información recibida y los censos de la celebrada en 2018, se calcula que formarán parte de la peregrinación cerca de treinta mil hombres y veinticinco mil mujeres, que caminan por separado y forman grupos con sus coordinadores.
Caminan ocho días cerca de 220 kilómetros y pernoctan en casas de familias de las poblaciones intermedias. Antes de la caminata, los organizadores ya tienen las casas de las familias que otorgan el hospedaje.
En esta ocasión se realizará en julio. Una gran organización de hombres y mujeres se ocupa de la logística de comidas, limpieza, liturgia, etcétera, en coordinación con las autoridades municipales, estatales, federales y de la Iglesia.
La llegada y entrada a las instalaciones de la Basílica de Guadalupe es impresionante, pues son cincuenta mil personas con estandartes, cantos, vivas, rezos y alabanzas. Un hermoso libro publicado por el padre José Morales Flores, titulado “Querétaro peregrino”, hace la siguiente introducción:
“Es muy cierto que el ser humano siempre ha sido peregrino. La historia de personas, tribus y pueblos nos hace ver esta realidad.
“El ser humano busca y organiza peregrinaciones con motivos religiosos desde sus primeros años de existencia. Se conoce en la antigüedad el peregrinar de Adán, el de Abraham, el de Moisés. El hombre vive así objetivamente la realidad de su corta o larga existencia terrena, pero siempre buscando y tratando de llenar ese llamado interior hacia lo trascendental.
“Todos sabemos que empezamos a peregrinar al nacer y terminamos de peregrinar al morir. Los cristianos somos integrantes de una Iglesia que peregrina en este mundo motivando a todos a luchar por ser buenos. Por otra parte, la centenaria peregrinación de la Diócesis de Querétaro ha sido y sigue siendo una providencial oportunidad para vivir la Evangelización. Es palpable el acercamiento a un Dios que durante la peregrinación al Tepeyac está llamando continuamente.
“Repetimos por todas partes este apotegma: ‘No somos cristianos para hacer peregrinaciones, sino que hacemos peregrinaciones (entre otras prácticas de religiosidad popular) para ser mejores cristianos’.
“La historia nos hace ver que la peregrinación queretana ha sido una magnífica ocasión para que miles de personas se hayan acercado a Jesús a través de la amorosa devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe.
“En Querétaro la peregrinación al Tepeyac es una realidad diocesana, que debe ser tenida en cuenta por sacerdotes y fieles laicos.
“Queramos o no, la peregrinación queretana es una fuerza viva que la Iglesia contempla y apoya desde hace más de un siglo. Y por medio de la cual la Providencia Divina pone en camino de salvación a muchos miles de seres humanos”.
Independientemente de que lleguen cincuenta mil personas caminando desde la ciudad de Querétaro a la Basílica de Guadalupe en el Tepeyac, es muy importante la labor que los peregrinos van realizando durante su trayecto al visitar y pernoctar en poblaciones intermedias. Todo esto es un programa extraordinario de evangelización, no solamente por sus cantos y convivencias, sino por el rezo del rosario y la comunicación y ejemplo de fe que demuestran en su recorrer hacia la Virgen de Guadalupe, quien atrae sus corazones.
Mi más extenso reconocimiento y felicitaciones a todos aquéllos que han puesto su intenso trabajo para la organización y realización de esta extraordinaria peregrinación de Querétaro y a sus participantes. Ha sido para mí un gran honor haber impartido una conferencia a los dirigentes, pueden consultarla en mi página web fernandoojeda.com en la sección de conferencias.
En Yucatán se organizan varios grupos que salen en autobuses en un peregrinar desde Mérida hacia el Tepeyac. Sería sumamente valioso que se agrupen en una coordinación y reciban las experiencias del grupo de peregrinos de Querétaro.
Representante en Mérida del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos. fernandoojeda.com.
La llegada y entrada a la Basílica de Guadalupe es impresionante, pues son 50 mil personas con estandartes